26 febrero 2008

Los Asesinos del Idioma

Por Inés Izquierdo

Los asesinos del idioma, así llaman algunos a los periodistas que cubren los eventos deportivos. Y aunque esto me atraiga malas miradas debo decir que en la crónica deportiva pululan los desaciertos más grandes del idioma.
Salvo raras excepciones, la crónica deportiva, tanto en la prensa escrita y peor aun en la radial y la televisiva, es en muchas ocasiones el ejemplo más negativo del uso del idioma español. Y esto no es sólo un problema de un país, sino que el emocionante mundo deportivo con su inmensa carga de pasiones obliga a los narradores, a tratar de buscar palabras y expresiones que puedan trasmitir la intensidad del momento y es ahí donde comienzan los problemas.
Pueden imaginarse como narrar un gol en una final de una Copa Mundial. Es indescriptible la pujanza de este hecho y las palabras que conocemos pueden quedarse cortas para trasmitir todo lo que signifique ese gol.
En realidad hace mucho tiempo que yo quería escribir sobre este tema porque me avergüenza oír y leer los disparates tan grandes que a diario utilizan los cronistas deportivos. Y no pretendo que crucifiquemos a nuestros colegas, pero si es importante que ellos sepan la importancia de su labor para lograr un uso más adecuado del idioma español en las páginas de deportes.
Los problemas más graves que existen en el lenguaje deportivo parten del uso de los extranjerismos, dado que la mayoría de estos deportes tienen su terminología en inglés y aunque en muchos casos ya la Real Academia ha aceptado sus equivalentes en español, los cronistas de esta área muestran su desprecio hacia los diccionarios y siguen mezclando varios idiomas a la hora de narrar.
Hay también ciertos aspectos gramaticales tales como el uso arcaizante de tiempos verbales con el imperfecto del subjuntivo, la confusión entre la transitividad y la intransitividad de los verbos, la eliminación de artículos en ciudades y nombres que lo llevan, como es el caso de El Salvador, donde el artículo es parte indisoluble del nombre. En otras ocasiones vemos la eliminación de pronombres reflexivos enclíticos, lo que da lugar a verbos intransitivos tales como entrenar, calentar o alinear. No podemos obviar el cambio del significado gramatical de muchas preposiciones, o el uso de casos de dequeísmo, así como también problemas de concordancia de género y número.
En realidad es en el nivel léxico donde se da un mayor abuso del idioma por la abundancia de errores lingüísticos, que casi siempre son consecuencia de la haraganería: alante (adelante), histórico (memorable), señalizar (señalar).
Muchas de estas creaciones léxicas la mayoría de las veces sólo siguen el dictado de una moda momentánea y por ello van formando creaciones específicas o generan disparates tan grandes que producen sinónimos inventados, porque en realidad no existen, como es zapatazo para competir con chut, chutazo, tiro, disparo.
No podemos obviar la presencia de neologismos innecesarios al contar con un término equivalente en español, y la confusión entre anglicismos y galicismos, todo lo cual conduce al destrozo lingüístico.
Creo que se debe buscar un justo equilibrio entre el paroxismo deportivo, las grandes multitudes, la pasión por un equipo y la imperiosa necesidad de ser un profesional responsable en su condición de comunicador social.
A veces no es necesario decir muchas cosas rimbombantes para trasmitir la energía del momento, basta un alarido que clame GOOOOOOOOOL y todos entenderán lo que se quiso decir. Anotemos un tanto al equipo de los defensores de la lengua española y dejemos en el campo, en su condición de derrotados, a los asesinos del idioma.

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